jueves, 30 de agosto de 2012


SOBRE LOS ABOGADOS HONRADOS Y HONESTOS.

Después de mi labor en todos estos años como litigante, asesor parlamentario, fiscal y juez, puedo asegurar que en mi diario quehacer he encontrado muchísimos abogados y abogadas honesto(a)s y trabajadore(a)s, que con su trabajo se ganan el pan de cada día, para dar sustento a sus familias. Sí, los abogados son honestos y trabajadores, han forjado este país, como un Estado social de derecho, ejemplar en el mundo. El honor de esta gran profesión no puede ser mancillado por algunas excepciones.

 

Me refiero a una serie de artículos que ha publicado en este diario el señor Wilberth Arroyo Álvarez, donde generaliza, ataca y muestra una desproporción en sus opiniones, manchando la noble profesión de la abogacía. Don Wilberth, no podemos generalizar, es decir, si un periodista no es ético, no quiere decir que todos los periodistas son malos. Si un médico comete un error, no significa que todos los médicos sean negligentes. Si un abogado actúa sin ética, no es que todos los abogados no tengan ética. No generalicemos; al generalizar creamos confusión y caemos en las opiniones subjetivas, mi forma de ver el mundo, donde pienso que yo tengo la razón y el resto no.

 

Tampoco la experiencia negativa de una persona ante supuestos hechos, pueden generar una norma de vida, crear máximas o dogmas; simplemente, es una situación personal que no se puede generalizar.

 

Existen normas éticas de vida, que las replicamos en la profesión, el frío no esta en las cobijas, no toda la gente es mala. No podemos partir de un pesimismo antropológico. Como personas decidimos actuar mal o bien; no podríamos asegurar, pese a la maldad que vemos en la vida diaria, que todos los seres humanos somos malos. En ese mismo sentido, pese a que algunos colegas no hayan actuado éticamente en un caso concreto, no podríamos asegurar que todos los abogados actúan sin ética, constituyendo una generalización muy peligrosa.

 

Existe un Código de Deberes Jurídicos Morales y Éticos, que establece los casos en que los abogados y las abogadas pueden ser objeto de sanción, cuando no se comporten de manera ética. Y, don Wilberth, si usted ha considerado que, en su experiencia personal, algunos abogados no actuaron de manera ética, en casos concretos, su deber es denunciarlos ante la Fiscalía del Colegio de Abogados; esta es la única forma que estos casos no se repitan. La opción del silencio, tampoco creo que haya sido la más adecuada. Si un abogado o abogada infringe una norma ética, y no nos gusta, denunciémoslo, pero no callemos, diciendo años después que los abogados no actúan éticamente.

 

Como abogados y abogadas debemos saber también, que las acusaciones y las denuncias que formulamos privada o públicamente –como el caso de don Wilberth– deben contar con prueba idónea que, objetivamente, pruebe lo que afirmamos; de lo contrario, las afirmaciones que hagamos caen dentro del ámbito de las suposiciones, las opiniones personales. Lo indicado por don Wilberth no se puede comprobar, atreviéndome a decir, más bien, que más del 99 por ciento de los abogados y abogadas de Costa Rica son gente trabajadora y honrada, que ejercen honorablemente la profesión.

 

Cierro recordando lo que dice el Decálogo del Abogado de Couture: “Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota”.

 

Gary Amador B. Presidente Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica

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