domingo, 4 de diciembre de 2011

El Colegio de Abogado de Nicaragua


                                                                                                    



Lic. Valentín Barahona Mejía


 Granada, 28 de Noviembre 2011





                                                 El Colegio de Abogado
                                  de Nicaragua
La abogacía como profesión liberal, es tan antigua como la humanidad misma,  ésta surge, cuando el derecho consuetudinario da pase al derecho escrito en la época más floreciente del imperio romano. Como el derecho de uso, no garantizaba la paz social entre los súbditos romanos, puesto que la aristocracia manipulaba la costumbre como ley, en perjuicio de los plebeyos, éstos exigieron un cambio en el derecho, por esa causa se formó una comisión de jurisconsultos, en el siglo 301 a. c., con la tarea de formular la Ley de las XII tablas, en la cual se normó el derecho civil, derecho penal y el derecho de gentes. Como el ciudadano romano no tenía noción de la ley ni de las formulas sacramentales para ocurrir ante los magistrados, tuvo que buscar a ciudadanos particulares que se dedicaban al estudio del derecho, para consultarles sobre conflictos de propiedad, créditos, matrimonio, divorcio, delitos. En la mayoría de los casos, contrataba al jurisconsulto para que lo representara en los juicios.  Así es como surge la noble profesión de la abogacía.
Lo que empezó en Roma, se fue extendiendo en el mundo antiguo,  como consecuencia a la conquista de otras naciones. La caída del imperio romano, no menguo la aplicación del derecho romano ni la necesidad de seguir fortaleciendo la profesión de la abogacía. De esta manera aparecen en el continente Europeo las Universidades, se crean las facultades de derecho, a las cuales ingresaban jóvenes interesados  en estudiar la novedosa carrera de ciencias jurídicas. A la par de otras profesiones la abogacía fue teniendo trascendencia, máxime en la vorágine de cambios sustantivos que operaban en lo económico, comercio,  derecho marítimo, derecho internacional, surgen nuevas concepciones de Estado,  gobierno, ejecutivo, legislativo, sistema de justicia, convivencia endógena y exógena, esto demandaba  más  especialista, es decir, personas entendidas en la ciencia del derecho.
 El derecho en general sería una quimera si no existiera la abogacía. Las diferentes formas de derecho que regulan la convivencia humana en sociedad sería una utopía sin los abogados. Los presupuestos jurídicos de una norma en el campo civil y penal, no sería una realidad, si no existieran los hombres y mujeres, que a través del estudio y su capacidad de  abstracción logran materializar las leyes. Los tribunales de justicia, compuestos por jueces y magistrados, no tendrían razón de ser,  ni el derecho sustantivo sería tangible, si la sociedad no tuviera abogados dispuestos a defender o a demandar los derechos de un tercero. La abogacía en alguna medida, es un mal necesario, pues  sirven de balanza fiel en la solución de los conflictos entre particulares, pues a través de ellos se resuelven conflictos en forma civilizada, quedando atrás la ley del talión, de ojo por ojo y el diente por diente.
El perfeccionamiento y la división del derecho,  el incremento de los profesionales del derecho en los diferentes países del mundo, ha posibilitado que el Estado apruebe leyes para organizar a los abogados en Colegios, con el propósito de normar el ejercicio de la profesión, aplicando  normas de  éticas, regulando relaciones abogado-abogado, cliente-abogado, código de aranceles, atención social para que el abogado recibe del Estado, beneficios en casos de jubilación por vejez o  por incapacidad laboral por accidente.  
En Costa Rica, se formó el Colegio de Abogado en el año 1878, en Honduras se constituyó el Colegio en 1909; igual pasó en El Salvador y Guatemala, donde los profesionales del derecho están organizados desde hace muchísimos años, por lo cual gozan de amplios beneficios. Los colegios de abogados son los encargados de incorporar y suspender a los abogados en el ejercicio de la profesión cuando quebrantan las normas de ética.
Lamentablemente Nicaragua, es el único país en el área centroamericana, en el que los abogados carecen de un Colegio. Lo que ha existido son asociaciones sin fines de lucro de carácter privado. Tradicionalmente quien ha regulado el ejercicio de la abogacía y el notariado ha sido la Corte Suprema de Justicia, ésta incorpora y suspende al profesional cuando viola  normas que regulan el ejercicio de la profesión. Como consecuencia a la falta de un Colegio, los abogados y Notarios Públicos, no reciben ningún beneficio social y económico por parte del Estado, por esta causa decenas y centenas de abogados al llegar a una edad avanzada, se ven en una situación paupérrima, no tienen seguro social, algunos para sobrevivir prestan sus protocolos para ganarse algunos centavos y así sobrevivir en los últimos años que le quedan de vida.
En nuestro país en la actualidad hay más de 20 mil abogados, que necesitan de manera apremiante un Colegio, que los ampare y proteja no sólo en el ejercicio de la profesión, sino que también en lo social y económico.  La Asamblea Nacional, en el año 2006, aprobó una ley, con el fin de organizar no sólo a los abogados sino que también otras profesiones, en base a esta ley, hace varios años se introdujo en la Asamblea Nacional,  un proyecto de Ley para conformar el Colegio de Abogado de Nicaragua, sin embargo, aunque la mayoría de los legisladores son abogados, éstos no han dado respuesta a la solicitud, en este sentido el gremio a nivel nacional debe movilizarse masivamente para exigir a la nueva Asamblea Nacional, que se instalará el 10 de enero 2012, para que apruebe la Ley que dé vida jurídica al Colegio de Abogado de Nicaragua.
El autor es Abogado y Notario Público