lunes, 17 de febrero de 2014

EL ABOGADO Y NOTARIO

  • Miles de jóvenes aspiran a ser abogados aún cuando las oportunidades laborales son muy pocas, una opción es especializarse y dejar de ser penalistas o civilistas





Ramón H. Potosme


Hace 212 años se graduó el primer abogado nicaragüense. Era la época en la que todavía gobernaba el Rey de España y entonces el leonés Miguel Larreynaga irrumpió en la carrera de Derecho. No hubo una sola mujer en sus clases de la Universidad de León donde le acompañaban 17 estudiantes de toda Centroamérica.

En honor al natalicio del primer abogado que tuvo este país, la Asamblea Nacional aprobó el 29 de septiembre la Ley 844: Día Nacional del Abogado y la Abogada.

Voces como la de la directora del registro y control de abogados y notarios públicos de la Corte Suprema de Justicia, Marlin Jarquín, consideran que hay demasiados abogados en el país y algunos no ofrecen buenos servicios a la población.

Para el decano de la carrera de Derecho de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), Oscar Castillo, la profesión del abogado reviste mucha importancia y utilidad social para los ciudadanos, porque encomienda tareas de defensa, representación y asesoría de los ciudadanos frente al derecho y la ley.

Indica que en manos de los juristas es que está la defensa de la honra y reputación de las personas, así como el cuido de su patrimonio y la dignidad humana. Todos esos valores hacen del abogado —según Castillo— un profesional fundamental en toda sociedad y son suficientes motivos para dignificar la profesión.

“Esta profesión es tan digna como cualquiera de las profesiones. Es inaceptable que se diga o afirme que quienes estudian esta carrera sea para ser ladrones. En todas las profesiones se exige la ética y los valores en su ejercicio, y en este caso, la de abogado no es la excepción”, indicó Castillo.

El jurista considera que entre los abogados nicaragüenses hay mucha gente honesta y ética, con calificación profesional y social de alta importancia. Es por ello que tanto la medicina como la abogacía son profesiones muy nobles y socialmente necesarias.

“El hecho que haya unos cuantos abogados o médicos deshonestos, eso no debe demeritar la importancia de las mismas y el de destacar aquellos profesionales que son la mayoría, honestos y éticos”, consideró Castillo.

Sobre la sobrepoblación de profesionales, ya sea los que están afuera del Registro Civil de las Personas, en Migración y Extranjería o en los juzgados esperando clientes o las decenas de abogados desempleados, responden según él a un tema estructural del desempleo en el país.

ABOGADOS DESEMPLEADOS


Pero Jarquín estima que es evidente la cantidad de abogados desempleados e incluso entre quienes litigan se conoce la queja por los bajos honorarios que pueden cobrar. Indicó que es común que muchos de sus colegas, con justo derecho, andan dejando sus currículo en las instituciones sin mucho éxito.

Castillo opina que lo que hay es deficiencia en la formación profesional, por lo que las Facultades de Derecho además de la calidad en la formación deben preocuparse por la formación posgraduada para que los abogados enfrenten nuevos retos profesionales. El mundo jurídico es cambiante, indica Castillo y los profesionales deben experimentar esas transformaciones y adquirir más competencias.

Jarquín coincide a medias pues si bien indica que muchos no sacan especialidades y solo quedan con la licenciatura, para ella todas las ramas del Derecho son buenas y no porque haya más oportunidades en otras áreas los estudiantes deben dejar de hacer el área que hayan escogido.

“Todas las especializaciones del Derecho son bonitas y cada quien es libre para elegir. No podés decirle estudiá esto porque hay más probabilidades laborales, cada quien es libre de estudiar su especialización”, sostuvo Jarquín.

Castillo es de quienes piensan que los abogados deben dejar de ser civilistas o penalistas que es lo que hace ver un mercado saturado de abogados. Recordó que el Derecho es una profesión multidisciplinaria por lo que recomienda especializarse en otras áreas como el Derecho Fiscal, Ambiental, Constitucional, Registral, Laboral o Derecho de Empresas. En todas ellas —según Castillo—, hay muchas opciones de empleo en el actual contexto.