miércoles, 16 de octubre de 2013

Justicia gratuita y el derecho civil



Granada, 11 de octubre 2013.
Lic. Valentín Barahona Mejía

Ha sido y sigue siendo un principio universal reconocido y aceptado por todos que la justicia  debe de ser gratuita, cuyo aforismo jurídico, pretende que los ciudadanos pobres o ricos tengan libre acceso a la administración de justicia. La única forma de garantizar la gratuidad es que el Estado, garantice el presupuesto a los órganos jurisdiccionales, para invertir en infraestructura, instrumentos de trabajo, pago de personal (jueces, magistrados, secretarios etc.), papelería, medios de transporte, comunicaciones, para que no  haya carencias y el sistema funciones con equidad e imparcialidad.
Se imaginan ustedes un modelo de justicia donde el usuario tenga que pagar por los servicios prestados, todo se movería bajo la oferta y la demanda, como en la economía de mercado, donde compra y vende el que tiene dinero, más los pobres sufrirían falta de salud, vivienda, educación etc. Cuando la justicia es onerosa, aunque en el papel diga que es gratuita, los pobres no tendrán acceso a ella, porque no tendría con que pagar al juez, durante el proceso o en la ejecución de una resolución, bajo esas premisas los descamisados, jamás tendrán la posibilidad de que se les haga justicia.
 Formalmente se vende que en Nicaragua, la justicia es gratuita, así lo proclama el artículo 165 de la Constitución Política, empero, la práctica ha demostrado lo contrario, puesto que dentro del poder judicial, ha sido un tónica, el que los jueces civiles cobren por realizar inspecciones, embargos preventivos, requerimientos de pago, librar mandamientos, efectuar secuestros o ejecutar sentencias. En tiempos no muy lejanos el dinero corría por debajo de la mesa, algunos funcionarios en poco tiempo se hacían de pequeñas fortunas, tales prácticas se mantuvieron por muchos años, lo cual se veía tan natural en los  jueces así como por algunos magistrados del alto tribunal de justicia de este país.
En los últimos diez años, el poder judicial ha crecido como jamás antes, ahora ha surgido la corriente moderna de la especialización, se crean más juzgados, aumento de personal, los salarios fueron sustancialmente mejorados, se han construidos edificios de lujo. Así, el 4%, que el Estado, asigna cada año no llena las exorbitantes y los desbocados requerimientos económicos de que precisa el sistema de justicia, por tales circunstancias las instancias  superiores, están aplicando una serie de medidas con el fin de conseguir más recursos, los cuales salen de los bolsillos del usuario. Por ejemplo, en los complejos judiciales nombraron funcionarios con calidad de Juez de Distrito, éste tiene como función exclusiva llevar a efecto embargos, requerimientos, secuestros o ejecución de sentencia, pero estos servicios no son gratuitos, existe una tabla porcentual a pagar que va de 500 córdobas como mínimo, hasta 10 mil córdobas como máximo, para recibir el servicio el usuario de previo se debe depositar la suma correspondiente en una cuenta bancaria a nombre de la Corte Suprema de Justicia.
Los cobros ilegales que antes hacían los jueces, ahora mediante acuerdo de la CSJ, los titulares de los Juzgados de distrito y locales aun los suplentes, están inhibidos para ejecutar tales actividades, el cobro ahora los realiza la CSJ, a través del Juez de Embargo y secuestro y las sumas de dinero depositadas van directo a la CSJ, entonces la fabula de que la justicia es gratuita, perdió vigencia no solo en la forma y sino que en el fondo, la política moderna de hoy  es que tendrá justicia el que tenga capacidad de pago, aun lo más grave de este asunto es que nadie en este país puede parar el proceso de onerosidad a que está siendo llevada la justicia.
El autor es abogado y notario.


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