Misoginia y misogamia
Por: Jessica López MendozaPara la autora feminista de género, su principal meta será destruir la figura del matrimonio. “El colapso de la revolución comunista en Rusia se debió al fracaso en destruir a la familia, que era la verdadera causa de la opresión sicológica, económica y política. ‘Mamá’ es una institución sin la cual el sistema se destruiría. Entonces ‘mamá’ debe ser destruida para ser sustituida por una ‘feminista socialista’ que acabaría con la explotación capitalista”. “Dialectic of Sex” Shulamith Firestone.
Esta posición ideológica encuentra su fundamentos en lo que Frederik Engels tenía entendido que era el matrimonio: “El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino”. (Frederik Engels 1884, Origen de la Familia, la Propiedad y el Estado).
Así, el comunismo fracasó para las feministas de género, porque no se dedicaron a destruir la familia constituida por un hombre y una mujer.
Por eso la misma autora expresa: “Y así como la meta final de la revolución socialista era no solo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser igualmente, a diferencia del primer movimiento feminista, no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente”. (Shulamith Firestone, The Dialectic of Sex, Bantam Books, New York, 1970, p12.).
No podemos, pues, ser ajenos a esta ideología que invade las esferas de la sociedad, en vista que es un verdadero insecticida o pesticida, a todo aquello que naturalmente se nos es propio, es decir de nuestra propia naturaleza humana.
- No podemos ser ajenos a esta situación. La guerra hacia la figura del varón (masculino) no es solo una suposición. Es ya evidente. Más aun, la aversión, odio y repugnancia hacia el matrimonio no se hace esperar. Este grupo ideológico pretende suplantar la “institución del matrimonio” por algo que ni siquiera tiene nombre.
La guerra hacia la figura del varón (masculino) no es solo una suposición. Es ya evidente. Más aun, la aversión, odio y repugnancia hacia el matrimonio no se hace esperar. Este grupo ideológico pretende suplantar la “institución del matrimonio” por algo que ni siquiera tiene nombre.
¿No estamos pues frente a un grupo ideológico misógamo? ¿Acaso no es una ideología que propugna la aversión hacia la figura del hombre? Una ideología basada en el odio, en la lucha de clase, en el resentimiento, en la no aceptación personal de su propia sexualidad dada naturalmente.
Para muestra un botón: en muchos colegios ya no se celebra el Día de las Madres, ahora se llama día de la familia. Esto es una repulsión a la maternidad, el concepto de familia para este grupo no es el constituido por el matrimonio entre un hombre y una mujer e hijos, sino los monoparentales y otras variedades que se desea implantar.
Nicaragua ya conoce los estragos del comunismo, de la abolición de la empresa privada, la constante consigna de lucha de clases, y sobre todo el ateísmo práctico de esta ideología. Disentir, pensar, lo atacan con la palabra “discriminación o intolerancia”.
Los nicaragüenses recordamos lo que ocurrió en los años ochenta: expulsión de sacerdotes, persecución religiosa, manipulación. El mismo presidente de Ecuador ha dicho en un twiter que “esa mentalidad ha hecho mucho daño a la izquierda actual”. Es injerencismo ideológico de países desarrollados.
Exijamos que no se utilice a la mujer para camuflar la misogamia. El hombre y la mujer tienen derecho de coexistir y complementarse, creer en esto no me hace misógino ni me hace ser persona que discrimina. La autora es Miembro Asociación nicaragüense para la Mujer (ANIMU).
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