Comisarías de la Mujer parcializadas
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LA PRENSA/EFE
Como hombre que tiene madre, hermanas, hijas, amigas, esposa... estoy en contra de todo tipo de violencia contra la mujer. Nunca había tenido el desagrado de visitar una Comisaría de la Mujer, hasta que mi compañera de vida (por celos) me puso una denuncia por maltrato psicológico.
Yo no uso violencia física contra nadie, menos contra una mujer y tampoco ofendo, amenazo, chantajo, etc., para que mi estimada señora alegara el famoso maltrato psicológico. Cuando llegué a la Comisaría, una subcomisionada con cara de pocos amigos me empezó a acusar. Me dijo hasta de lo que iba a morir, en otras palabras, me acusó, me condenó, me negó la apelacion y hasta la casación.
¿Dónde está la imparcialidad de estas famosas Comisarías? Todos los seres humanos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, pero en dichas Comisarías, desde que entra un hombre es culpable hasta que demuestre su inocencia.
En cada palabra que me decía la famosa subcomisionadita reflejaba el despecho, resentimiento o fracasos amorosos que ha de haber tenido en su vida privada.
¿Dónde está la cacareada igualdad de género, me seguía preguntando? Bueno, para no cansarles el cuento, la famosa subcomisionada hasta trabajo le ofrecio a mi estamada señora, ya ustedes se imaginarán cuántas mujeres amargadas, despechadas, resentidas trabajan en dichas Comisarías y qué clase de justicia hay para algunos hombres que hasta víctimas somos, porque la violencia no tiene sexo.
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